jueves, 17 de diciembre de 2009

¡Esto es un pulso!


Hacer dieta supone una lucha interna, nos apasiona comer pero también queremos cuidarnos, queremos sentirnos bien, vernos bien. Somos conscientes de los beneficios de comer sano, de hacer ejercicio, de hacer cinco comidas al día... o por lo menos de muchos de ellos. Entonces, ¿por qué cuesta tanto? ¿Por qué nos debatimos entre comer lo que nos conviene y lo que nos perjudica tanto? ¿No deberíamos tenerlo clarísimo? Pues por lo visto no, es más fácil engañarnos a nosotros mismos y decidir que no es para tanto, que más adelante ya nos pondremos a ello... ¡Qué curiosos somos los humanos! Claro, que no todos, que conozco a mucha gente que se propone cuidarse y lo hace sin caer en tentanciones, sin excusas, o por lo menos no tan amenudo como yo...
Yo he decidido no correr tanto, ir cambiando hábitos pero no ir sumando uno tras otro tan rápidamente, es decir, no pasar a la siguiente base hasta que no haya asimilado y asumido el cambio anterior. De momento mi meta es conseguir una rutina a la hora de ir al gimnasio, tengo que conseguir ir, al menos, tres días a la semana, no hace falta dejarse la piel, simplemente tomarlo como una prioridad, sin excusas. Y por otro lado, moderarme en las cenas. Esos van a ser mis "deberes". Quiero darme tiempo, sin dormirme pero sin presionarme.
La idea es conocernos, saber cuál es nuestro ritmo, buscar la manera de que funcione, tenemos mucha teoría que poner en práctica y sólo lo conseguiremos con objetivos realistas. Este es mi primer objetivo realista (y me está costando horrores), ¿cuál es el tuyo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario